jueves, 1 de marzo de 2012

Instrucciones para pelar una mandarina

Ahí en esa extremidad del cuerpo semejante a una araña que llamaremos mano se postra suavemente este fruto que tan sólo por su apariencia causa sensación de antojo; esa redondez casi en perfectas proporciones combinada con el color naranja chillante y por último su peso  que da la sensación de que este fruto está pegado a tu piel, logran que tengamos en nuestra poder una de las creaciones más exquisitas e interesantes de la naturaleza, lo cual hace un poco triste el hecho de que lo que haremos técnicamente es acabar con ella.
Con la otra extremidad, opuesta a la anterior, también llamada "mano" nos dirigimos lentamente al borde superior central de la mandarina. Suavemente encontramos el orificio natural (o tendencia a este) y penetramos hasta pasar la cáscara y llegar al contenido. Suavemente sostenemos esta cáscara: la piel que contiene, disfraza y protege con tanta elegancia a la suavidad de este alimento, y la deslizamos paulatinamente hacia abajo hasta llegar al borde inferior central y finalmente desprenderlo de la fruta. Este paso lo repetimos cuantas veces sea necesario hasta conseguir la completa desnudez de la mandarina. Ya que esta sea lograda, aprovechamos el perfecto diseño geométrico de este extraordinario fruto y separamos el fruto en partes hasta crear lo que coloquialmente es llamado "gajos".
Una vez que completamos este proceso estamos listos para utilizar las mismas extremidades de nuestro cuerpo que nos ayudaron a lograrlo para llevar cada gajo de la mandarina a nuestra abertura anterior al tubo digestivo, situada en la cabeza llamada "boca" para disfrutar de la exquisita mandarina.